Japón, 1991
Sistema: NES
Desarrolladora: Takara / Data East
Recuerdo que me regalaron este juego en navidad hará ya unos 15 años. Lo primero que llamaba la atención es la carátula del juego. El lupino protagonista es presentado rompiendo la caja e incluso el mismísimo cartucho. ¿Se puede ser más "badass"? El juego no me sonaba de nada, lo que me hacía sospechar que me podía encontrar ante un pequeño bodrio (no, con esas edades no se piensa así, pero si no había visto este juego en la Hobby Consolas, es que era un juego de segunda. La popularidad) El juego me impactó en su día, y lo volví a jugar el año pasado, la prueba de fuego a la nostalgia. Tal vez no sea uno de los juegos imprescincibles de NES, pero lo tiene todo para ser un juego de culto.
Pasemos rápido el argumento. Eres la única persona que puede plantar cara al malvado doctor Faryan y sus compinches mutantes. Y eres un hombre lobo. Nada más comenzar te encuentras con un raro personajillo que debe ser tu mentor, y que en cada nivel te explica un poco sobre la zona. Luego tienes que vencer a un enemigo final, justo en el comienzo del juego, algo no muy frecuente de ver. No es muy complicado, pese a encontrarte en tu forma humana, y una vez lo vences consigues el item que te transforma en licántropo, precedido por una espectacular secuencia. Aquí comienza el juego de verdad, un arcade de 5 fases con toques de plataformas y con sus final bosses y minibosses.
Las habilidades del protagonista son bastante pobres en su forma humana, pero cada vez que encuentras el icono con una "W" te transformas en lobo, aumentando tu capacidad de salto, tu fuerza, e incluso puedes trepar y engancharte al techo gracias a tus extremidades en forma de cuchillas (un momento, ¿alguien dijo Lobezno?). Esto parece un chollo, pero hay que decir que los controles cuando se trata de engancharte no responden todo lo bien que deberían. Saltar e intentar agarrarte al techo justo encima de un precipicio puede ser muy frustrante. Eso unido a las fases donde el agua se convierte en peligro mortal, uno de los peores obstáculos del juego. Durante el juego consigues items golpeando esquinas y objetos (como los carteles donde dice "no golpear"-ejem), uno de los items son las burbujas, que al conseguir 5 te transforman en un lobo mucho más fuerte, y con mucha más capacidad de salto.
Otro de los puntos fuertes del juego son la calidad de los gráficos de escenarios (bosques, bases, cavernas...) y sus enemigos finales. Primero una especie de hombre compuesto por un líquido verde, luego un personaje que parece el Juggernaut de los X-men. Y en la tercera fase, el hombre de fuego, un malo final que me tuvo atascado durante mucho tiempo, aún no lo he quitado de mi lista negra. Después de vencer a un monstruo del pantano que se transforma en bola toca luchar contra el malvado doctor Faryan, en la última fase. El muy pérfido se bebe una poción que le transforma en lobo como el protagonista. Y haré aquí un spoiler del final: Werewolf salva el mundo y blande la bandera de los Estados Unidos. Oh Yeah!
Me queda hablar de la banda sonora, pegadiza y a la altura de los mejores temas de megaman. Tanto la versión humana como la versión animal del protagonista tienen su propio leit motiv. En el video que pongo podréis escucharlos y ver los primeros minutos de juego.
Como ya he dicho, Werewolf merece ser un juego de culto,por su planteamiento singular, su dificultad, o simplemente por esos momentos que se quedan grabados como la imagen del peludo héroe trepando por un edificio entre pantallas. Me arrepiento de vender en su día mis juegos de NES para comprarme una Super Nintendo.
martes, 20 de enero de 2009
Werewolf The Last Warrior.
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