lunes, 2 de febrero de 2009

Shadow Hearts Covenant, el gran final

Japón, 2004
Azure Corp
PS2


Shadow Hearts Covenant, continuación del RPG con ambientación más atípica del catálogo de PS2, vuelve a traernos al mismo protagonista del juego anterior, unos meses más tarde del "final malo" del mismo. Quien lo haya jugado sabrá a que me refiero, el final negativo de aquel hace mucho más interesante la trama y sobretodo la psicología del protagonista principal, Yuri, que cual Samus Aran pierde al inicio los poderes de fusión de almas que recopiló en la aventura anterior. Él por lo menos tiene una excusa, ya que es victima de una maldición que poco a poco le va consumiendo y que amenaza con borrarle todos sus recuerdos.

Ambientada durante la Primera Guerra Mundial, Yuri va conociendo nuevos aliados y visitando lugares como Paris, Cannes, Petrogrado o la capital japonesa siguiendo la pista al grupo secreto Sapientes Gladio, y a hasta una sucesión de tres personajes que, igual que Albert Simon en el juego anterior, quieren invocar a un Dios para destruir el mundo. Uno de ellos es el mismísmo Rasputín, a quien recordaremos de juegos como Devil Summoner. La aventura vuelve a estar dividida en dos partes bien diferenciadas: Europa y Japón. Este escenario mitad realidad mitad ficción es una de las cosas que hace especial a Shadow Hearts. Además de luchar con demonios y montruos sacados del folklore, otros personajes reales como el ya citado Rasputín o Lawrence de Arabia hacen acto de presencia. Los toques siniestros del juego anterior se reducen bastante, pero siguen habiendo muchos escenarios lúgubres y un tono crepuscular constante. Las ciudades europeas de Shadow Hearts parecen sumidas en un eterno atardecer. El apartado gráfico supera mucho al anterior. Esta vez todo está recreado en 3D, pero unas 3D al servicio de unos parajes de gran belleza. Al contrario de lo que dije en el post sobre Shadow Hearts, con el salto a las tres dimensiones no se pierde nada de calidad estética.


La otra marca de la casa por excelencia, el Judgement Ring, vuelve a aparecer en las batallas: hay que acertar varios puntos "calientes" en la ruleta para arrear a los monstruos. Estos combates cuentan ahora con un sistema de combos que los hace muy divertidos. Acabar rápido las reyertas con los jefes finales depende de cómo encadenamos los ataques para que la cifra de daño aumente y aumente. Los combates de SHC son divertidos, cosa que no se puede decir de muchos juegos de rol. No sólo eso, sino que cada personaje tiene un estilo diferente, que podemos ir completando a lo largo de la aventura. Yuri vuelve a reunir almas en las que transformarse, haciéndole el personaje más completo.

El plantel de personajes es bien variado. Aparte de contar con Yuri, uno de los personajes, más carismáticos y complejos que se han visto en un videojuego. Verlo por segunda vez en una aventura hace que el jugador tenga mucha más base para entenderlo. Y el resto de personajes son diferentes entre sí y bien definidos: Karin, una soldado alemana que siente algo por el protagonista; Blanca, un perro que tal vez sea más inteligente que el resto de personajes; Gepetto, un anciano con su marioneta que sorprendentemente no es un viejo verde; Joachim, un vampiro wrestler; Anastasia, joven emperatriz rusa y monísima defensora de la justicia; Lucia, bailarina y adivina; y Kurando, espadachín japonés que también es capaz de fusionarse con demonios.

Blanca imitando a Solid Snake


Entre los personajes no jugables tenemos otra vez al hilarante Roger Bacon y sobretodo otros que no participan tanto, pero con una gran importancia: Sobretodo Alice y Albert Simon. Es bastante loable como consiguen dimensionar a ambos dándoles unas últimas pinceladas a su papel en la entrega anterior. Alice es especialmente importante por su historia con Yuri, pero Albert Simon... su aportación en SHC, redefiniendo su papel en el juego anterior, lo convierten en uno de los mejores antagonistas que he visto en un videojuego. Si Sephirot sigue ganando concursos de popularidad en la red debe ser porque a Albert Simon lo conocemos cuatro gatos. Sin olvidarnos de Kato, que también arrastra penas desde la aventura anterior y que es protagonista de un giro importante.

Uno de los puntos clave en un RPG, las misiones secundarias, encuentra en este juego su lugar perfecto. Son adictivas, son interesantes y amplian el universo de los personajes. Aquí hay sobretodo mazmorras nuevas y retos como el campeonato de perros o el manuscrito de la Llave de Salomón, que invitan a completarse.

La historia principal de Shadow Hearts con villano que quiere destruir el mundo no es tan original, pero sus tramas entre personajes son lo que hace empatizar al jugador con el personaje. Eso y un sentido del humor atípico y muy efectivo. Este es uno de los únicos juegos con los que me he reído de verdad en ciertas situaciones. Simpáticas como el contínuo abuso al que es sometido Joachim por parte de Anastasia. Un poco crueles, como las risas que se pega el grupo cuando Roger Bacon les echa en cara que le dejaran a su suerte cuando sufren el ataque de unos osos salvajes. Picantes, por los varios chistes sexuales implícitos que hay durante el juego. Y... extraños, como las connotaciones homosexuales de todo lo que rodea a la lucha libre o el no explicado castigo al que se someterá el perdedor del "Man Festival". No quiero ni imaginarme qué quiere decir eso de "recibir la hombría del ganador".

Shadow Hearts es uno de los RPG's más completos de todos los tiempos. Uno de mis tres preferidos de PS2 junto a Star Ocean III y Shin Megami Tensei: Lucifer's Call. Un juego imprescindible. Aquí termina la historia en 2 partes que se comenzó en el juego anterior. Claro, que aún queda una tercera con nuevos protagonistas, pero algo me dice que no volverá a ser lo mismo.

10/10